El año pasado fue la Primera Edición del Fesival Internacional de Cortometrajes "Ser o no Ser", cuya orgnización corría a cargo de la productora murciana Citrum Audiovisual. Me enteré de este certamen por la propuesta de una persona de mi entorno. Solo supe que era a beneficio para hacer un centro de día de personas con Alzheimer en Murcia. No me bastó saber nada más, la causa lo merecía. Estoy muy sensibilizada con el tema y con su lucha. Así que, sin medios ninguno, pero con muchas ganas e ilusión, grabamos un cortometraje al que titulamos "Esos Pendientes".
Al ver las bases no entendí que hubiera premios en metálico. En mi modesta opinión, estos certámenes se hacen por la causa y, los miles de euros que se daban, bien hubieran estado invertidos en ese centro de día. Pero como he dicho, eso es solo mi modesta opinión. Los problemas reales vinieron más tarde.
No soy "nueva" en el mundo de los Certámenes de Cortometrajes, pero cualquiera que tenga dos dedos de frente sabe que las bases están para cumplirlas y la organización está para hacer que se cumplan. Porque mire, si a mi me dicen que tengo diez días para hacer un cortometraje de tres minutos, pero al montarlo salen tres minutos y medio, el problema lo tengo yo y he de corregirlo o me descalificarán del concurso. Así funcionan todos, no solo los de Audiovisual.
Un punto de las bases era explícito "No puede ser presentado ningún cortometraje que haya sido premiado en otro Certamen". Habia un corto, eso sí, era genial, premiadísimo internacionalmente en muchísimos certámenes (y lo merecía), pero las bases eran claras, así que impugnamo esa candidatura y examinamos con lupa el resto de los cortos presentados (había más incumplimientos, sobre todo de tiempo, que las bases también eran claras sobre esto... Tres minutos incluyendo los créditos). En lugar de admitir el error, retirar el cortometraje y continuar como hubieran hecho en cualquier otro certamen, demostrando así que un "error" no es lo mismo que una organización mediocre al extremo; me mandaron un e-mail desde la directiva de Citrum Audiovisual concertando una reunión (esto no me había ocurrido jamás, y tampoco creo que me ocurra más). Allí se me pidió que no dijera nada del error (cuestión de imagen) y, a cambio, me dijeron que los cortos presentados, sobre todo los de la Región de Murcia, serían girados luego por colegios y presentados por sus directores. Este tipo de "favores" a cambio de que no abras la boca tiene un nombre que todos conocemos. Sabía que aquello no era cierto (y el tiempo me ha dado la razón). Aún así me callé, ya que esperaba que la Organización sin ánimo de lucro que le encargó a la Productora Citrum esta tarea de organización, se diese cuenta de la pésima gestión.
Días después, cuando ya habíamos presentado el cortometraje, como otros tantos, ampliaron el plazo de recepción un mes más. Amigos lectores, como supondrán, no es lo mismo escribir, producir, rodar y montar un cortometraje en diez días que en mes y medio, a más tiempo mayor calidad. Así que este suceso insólito (que no pasa en ningún certamen) nos puso en una situación inferior a los que ya nos habíamos presentado, así se lo hice saber a la directiva de Citrum Audiovisual y viendo que no solo no solucionaban los errores, sino que los iban "sumando y tapando". Decidí retirar el cortometraje del concurso antes del "nuevo plazo de finalización de inscripciones", ya que mi trabajo es demasiado serio o, mejor dicho, me lo tomo muy en serio, para que alguien venga a jugar con mi esperanza y mis ganas de colaborar. Y como yo soy muy estricta en este sentido con lo que hago exijo un mínimo de profesionalidad y seriedad, tanto a mis colaboradores como a otras empresas de mi sector. (Creo que es lo que deberíamos de hacer todos).
Hubo amigos míos, advertidos de mi experiencia, que teniendo el cortometraje a medias, sí decidieron presentarlo.
Y lo peor de todo viene ahora. Para empezar, la entrega de premios se hacía en una Gala (en donde también se recaudarían fondos el citado Centro de Día) en donde había que pagar una entrada de 10 €. Lo que me parece absolutamente rastrero y miserable es que, a todos aquellos que participaron en los cortos... Actores, Directores, Cámaras... Etc. se les pidió esa cantidad por entrar a la Gala de entrega de Premios. En algunos certámenes no te pagan el viaje para recoger el premio, pero de ahí a tener que pagar por ver tu propio corto, va un buen trecho. Aún así, parte de ellos fueron (otros desistieron ante tanta mediocridad y racanería). La Gala prefiero no comentarla ya que yo no estuve, obviamente, pero la "crítica de pasillo" era absolutamente demoledora. Y la desachatez final viene cuando no se proyectó ningún cortometraje, ni siquiera el del ganador (por cierto, la decisión del jurado muy controvertida, ya que había cortometrajes mucho mejores que el ganador... Pero, para gustos, colores).
Miren ustedes, grabar un cortometraje cuesta tiempo, esfuerzo y dinero (por poco que sea, el nuestro, costó unos 40 euros, sin contar la entrada de la Gala claro). Y el modo que yo tengo, que deberíamos de tener todos, es hacer una denuncia pública de este tipo de acciones que consiguen hacer "de una buena causa" algo mediocre y sin sentido, y que, además, se ríen del esfuerzo y trabajo ajeno, haciendo "pactos de cafetería". No iba a hacerlo público porque supuse que Citrum Audiovisual se iba a dar cuenta de que no están preparados para organizar este tipo de eventos. Les queda grande el trabajo y hay un refrán español muy acertado "Zapatero, a tus zapatos". Supongo que al ser una buena causa, esta productora no cobraría nada por esta organización de Festival y Gala (lo supongo y lo espero, que no lo sé).
Y no hubiera dicho nada si este año, la misma productora, por la misma causa, no hubiera sacado el II Festival Internacional de Cortometrajes "Ser o no Ser". Pero lo han hecho. Ahora, sabiendo mi experiencia y la de tantos otros, si deciden presentarse, al menos, ya saben a lo que se atienen.
Por supuesto, de todo lo dicho, tengo pruebas que lo avalan.
Blog sobre Literatura, Guion y novedades de la escritora Eloisa Lua (pseudónimo)
miércoles, 21 de enero de 2015
martes, 20 de enero de 2015
La Joven Compañía están de gira con su espectáculo "Punk-Rock"
La Joven Compañía en Audiotorio El Batel - Cartagena |
Pero yo, como siempre, quería ver con mis ojos y juzgar por mí misma, lo que había escuchado en boca de otros. Como siempre hago, no he leído reseña alguna que hablase sobre el argumento de la obra. Solo sabía éso, su nombre. Lo hago así porque quiero que me sorprendan o que me aburran, que me hagan reir o llorar, que me remuevan sentimientos o me hundan en el más profundo de los aburrimientos, pero nunca quiero llevar ninguna opinión formada a través de una sinopsis que vaya a condicionar mi modo de verla o sentirla.
Esta no puede ser una "crítica al uso". Primero porque les voy a hacer un favor a todos ustedes, no contándoles absolutamente nada del argumento. Solo les animo apasionadamente a que vayan a verla, a que dejen a sus hijos ir a verla (como he dicho, está dirigida a público adolescente), a que insistan en las AMPAS de cada Colegio de España que esta obra se lleve a su ciudad. Se lo aseguro, no les dejará indiferentes. Juzguen ustedes mismos el por qué de mis palabras. Si no pueden ir y van sus hijos, les pido que hablen con ellos, que les pregunten y que abran un debate en casa sobre que han visto, que han sentido o como han reaccionado. Tomensé un tiempo para hacer esta pequeña y necesaria actividad. Porque si algo consigue "Punk-Rock" es que reflexiones.
Sobre la obra. Trata temas de candente actualidad entre la gente joven. Cosas que todos hemos visto u oído alguna vez. Situaciones muy reales y, a veces, sumamente duras. Pero así es la realidad, dura y tierna, roca y fuego, cuchilla y papel. Han sabido combinar a la perfección la comedia con situaciones de altísimo contenido dramático. Es tierna y violenta. Es romántica y cruel. Es arriesgada y valiente. La variedad y complejidad de cada uno de sus personajes te obliga a empatizar desde el primer momento. No hay un protagonista, son un equipo. No hay secundarios y sí mucha pasión, mucho mensaje y MUCHA MUCHA CULTURA, inmersa en cada una de sus acertadas frases.
Las coreografías y efectos especiales, absolutamente adecuados, aún la proveen de más realidad, realzando el sentimiento a transmitir.
Los actores, como he dicho al inicio, jóvenes aunque sobradamente preparados. Sienten pasión por lo que hacen, creen que pueden influenciar y mejorar su entorno, y esos elementos los transmiten de una manera magistral. Me han hecho reir y también me han hecho llorar. En definitiva, me han hecho SENTIR. Y, después, una vez en casa, reflexionando... Me han hecho PENSAR.
Acabo como empecé, sé que no es una crítica al uso en donde voy a desmenuzar y juzgar cada uno de los actos, así como cada una de las actuaciones. Sería un homicio imperdonable hacerle eso a "Punk-Rock". Pueden creerme o no, pero si no van a ver a "La Joven Compañía", nunca sabrán si mi opinión es acertada o equivocada. Juzguen ustedes mismos lo que a mi me ha parecido "una sorpresa magistral".
viernes, 2 de enero de 2015
Háb1tat
(Este texto me fue encargado para que formase parte del cortometraje "Háb1tat" como voz en of)
Supongo que te sorprenderá este chat y sé
que, además, llega a destiempo... Pero ya sabes que siempre me ha gustado decir
la última palabra, y creo que éste es el mejor modo de ofrecerte un por qué.
La vida es una continua adaptación al
medio. Una desenfrenada lucha de especies por la supervivencia de los más
fuertes, en donde los débiles no tienen cabida. Has tratado de adaptarte, de
convertirte en aquello que siempre has detestado, tan solo, para recibir el
premio de una vida tranquila y en paz. No lo conseguiste. Has tratado de
revelarte... De gritarle al mundo que gira en dirección caótica y, a veces,
equivocada. No lo conseguiste y el mundo te aniquiló.
Has sido una persona que ha amado la
vida. No te has conformado con respirar por obligación. Has querido más
sensaciones, más intensidad, menos palabras. Descubriste aquello que muchos callan.
Ese contacto con la Madre Naturaleza que nos lleva a la esencia más pura de lo
que somos. Iniciaste una búsqueda en los pequeños detalles, tan necesarios para
una vida plena, y que, sin embargo, la agobiante rutina del paso del tiempo, evita
que nos fijemos en ellos. Sí, se puede decir que has sido un buscador. Un
buscador de la esencia común y de la propia.
Has tenido unos valores, tan altos, que
se convirtieron en el eje que le daba sentido a las cosas. Has luchado contra
lo injusto y has defendido tus creencias, pesara a quien pesase. Y has amado la
mentira mucho más allá de cánones o reglas.
Creo que estoy divagando mucho y te debo
una explicación de cómo hemos llegado a este punto. Nuestra generación ha visto
muchos cambios. Cambios importantes, cambios con los que, nuestros antepasados,
ni alcanzaban a imaginar, ni creo que comprendiesen y, mucho menos, hubieran
pagado un precio tan alto como el que nos han obligado a nosotros, un crédito
vitalicio sin avales pero con intereses.
Te preguntarás que tiene que ver todo esto
contigo. Piensa en el todo, en el conjunto, pero juega tú, apuesta tú, pierde
tú.
Sé que te destrocé el corazón y, aun
lamentándolo desde el centro de mi alma, ni siquiera puedo decir un lo siento
porque era terriblemente necesario. Lo hubiéramos podido evitar, sin duda.
Quizá si tú hubieses llorado antes o yo hubiese escuchado desde otra
perspectiva, pero no lo hicimos. Emprendimos esa guerra fría en la que nunca puede
haber ganadores.
Quisiste comprender la nueva era. Me
sumergí contigo en ese frío inframundo de la fibra óptica y lenguaje binario.
Del código máquina de unos sentimientos ripeados con una mala compresión. Del
no mirarse a los ojos, ni tocarse con las manos. Ese mundo artificial de
kilobytes por segundo y medidas para todas las cosas, con la magia propia de lo
nuevo, pero carente de alma. Un alma, la tuya, que se dejó atrapar por esa tela
de araña a la que llamamos red.
Quise comprender como dos personas que
no se habían visto nunca, podían llegar a tener un flujo de energía, tan fuerte,
capaz de reducir a cenizas el alma y la piel del otro. De estrellarlo contra
una cama de cristales hechos esquirlas y que pareciese aún pura belleza el
hacerlo. ¿Qué tipo de grandiosidad puede haber en un mundo dominado por pulsos eléctricos?
¿Qué clase de mundo es ése?. El tuyo.
Quise comprobar la naturaleza magnética
de ese sentimiento. Su verdad arbitraria de cobre. Y, si quise hacerlo, es
porque ese mundo lo habías creado tú. Quizá yo, lo único que podía aportar, era
una luz donde solo existían conectores de mentiras y brillante oscuridad. Si tú
que, en otro tiempo habías sido capaz de hablar con los ojos y sentir con cada
gota de sangre, estabas creando ese hábitat vacío de instintos y tan lleno de
sentimientos prefabricados y falacias, al son de un protocolo de comunicación,
a lo mejor es que yo, simplemente, estaba observando en la dirección
equivocada. Y, al girarme para comprenderte... Comprendí que estabas muerto.
Por eso, traté de adaptarme. De
sumergirme por completo. Pero volví a equivocarme. No sobreviví a ello y lo
perdí todo en el intento. Ahora trato de soñarte, leyendo estas líneas, negando
que tus ojos vacíos ya no miran, con el pelo revuelto y la cara abrasada en
lágrimas; con esa sonrisa a medias, que es máscara de dolor, dándote cuenta que
es demasiado tarde para cambiar el curso de mi historia, pero no queriendo ver
la sonrisa apacible del sueño eterno, del que ya no es más que un recuerdo logueado
por un chat que nunca fue nuestro.
Te podría pedir muchas cosas. Pero, cada
una de ellas, sería la insuperable cadena perpetua de ver cómo, aquel que te
completaba en todos los sentidos y hasta más allá de cualquier frontera o
límite, desaparecía en algún lugar fuera de mi existencia.
No quiero tu tristeza, nunca la he
merecido ni deseado. Ahora sé que estás en otro lugar, no sé si más frío o
menos interactivo, no sé si mejor o peor. Pero seguro que la adaptación te
resultará menos tediosa y el precio no será tan alto. Seguro que ahora sí entenderás
la lección que yo no supe transmitirte a través de tu TCP/IP: “Piensa
globalmente, pero actúa solo”. Que no te quepa la menor duda que, a pesar de
todo, te amé. Nunca te olvidaré. Adiós.
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