lunes, 13 de marzo de 2017

Mujeres empresarias y estereotipos "al DESNUDO"



Creo que ya es hora de que empecemos a dar un paso al frente todas nosotras, por esa igualdad de oportunidades, en contra de los estereotipos de género. Y esta es mi forma de gritarle al mundo que los prejuicios cierran mentes y abren heridas. 
Soy mujer, soy empresaria, mi nombre real es Cristina Martínez y este es mi manifiesto. Porque, ante todo, soy una persona.
Cuando la fotógrafa, referente y amiga María JJimenez (antes “Nakarte”) me propuso una sesión de “fotografía boudoir”, ni lo dudé. Fue un rotundo “Sí, quiero”. Es una de mis disciplinas fotográficas favoritas en la que, desde la más pura sensualidad, cualquier mujer puede verse bonita y especial. Y, en cada foto, hay algo de la modelo y otra parte que reside en los ojos de María José.
Cuando conté la propuesta, que tanta ilusión me había hecho, alguien me preguntó: “Siendo empresaria ¿Hacerte esa sesión y publicarla en las redes sociales, no perjudicará la imagen de tu negocio?”. Me apenó el hecho de que no me sorprendiese esa pregunta, pero no me asustó que pudiera perjudicarme y, por eso, respondí: “Pues espero que no, porque eso significaría que me están juzgando por un estereotipo de género”.
Y es a ese estereotipo al que llevo enfrentándome toda mi vida, personal y profesional. Sobre todo, en esta última, en dónde he oído, demasiadas veces, “Este es que es un mundo de hombres” y ni entiendo, ni quiero entender que significa eso de ser una de las “afortunadísimas féminas” que se mueven como pececillo en estos mundos. No sabía que tuviera que pedir permiso y, mucho menos, perdón. Y lo único que puede molestarme es que yo no cumplo, aparte de estar biológicamente preparada para procrear, ni una sola de esas reglas que son “ley” en un estereotipo, y debo de ser una persona muy afortunada, porque la inmensa mayoría de mujeres que conozco, tampoco los cumplen.
La imagen, en mi profesión actual, es esencial. Es vital. Es el primero “filtro” que pasas… O no.
Pues ahí lo tienen: su “estereotipo” al desnudo (nunca mejor dicho). 
Porque mi imagen, la de verdad, la que me da valor a mí, a mi empresa, a mis amigos, a mi familia, en resumen, a mi verdadero mundo… Son la honestidad, la auto exigencia, los objetivos, la sana competitividad, el que rendirse no sea una opción, la humildad, la lealtad, los días que exprimo al máximo, mi manera de apasionarme con tantas cosas, mi niña interior, la calidad de mis trabajos… Y, por supuesto, mis defectos. Como todos tenemos. Y ni unas ni otros necesitan de disfraces o máscaras artificiales. De postureos fingidos.
La profesionalidad no se compra en boutiques.
Si a alguien le molesta la desnudez humana lo respeto (no le pido que la mire); pero el mismo respeto exijo para mostrar la sencillez de la mía, que está muy lejos de ser frívolo exhibicionismo. Si alguien cree que por mostrar mi piel “cometo excesos impropios de una dama”, puedo responderle que nada tiene que ver, pero que también es virtud mía la discreción de mi vida privada. Porque detrás de mi piel desnuda hay tantos mundos, tantos recovecos, que se necesita mucho más que una fotografía para hacerse una idea de lo que soy o de quién puedo llegar a ser.
¿Qué si tengo miedo de lo que puede provocar esto? Ninguno. Sigo creyendo en aquello de que “cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía, sino Justicia” (El Quijote). Por eso doy un paso al frente porque, por encima de mujer, soy persona.
Y si tú ves, en esa preciosa fotografía de María José, algo más que una mujer sentada en el suelo es que no has entendido una sola palabra de mi manifiesto.
A todas las personas, sea cual sea su género, demos un paso al frente porque “igualdad es aceptar las diferencias” y yo reclamo "mi derecho a SER".
Fdo. Cristina Martínez

2 comentarios:

  1. Bonita reflexión, eres una luchadora admirable.

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    1. Mil gracias Pattri! Como todas las que estamos en "este barco", como tú que eres un maravilloso ejemplo a seguir.

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