Dedicado a “mi verdadero Chacal”
"Ella, sentada sobre el frío banco de piedra, a
su lado, trataba de no seguir escuchándole. Centrarse en el hipnótico ir y
venir de las olas. Eran del color de sus ojos.
Él se despedía de ella, con un notable nudo en
su garganta que estrangulaba las palabras en el instante de salir. Le ofrecía
los motivos que ella jamás pidió. Las explicaciones y justificaciones que le
habían llevado a aquella obligada decisión.
Ella recordaba los retazos de promesas
incumplidas, las ensoñaciones quiméricas de lo que, algún día, harían juntos. Y
sentía… Sentía más de la cuenta. Por eso, al oírle, la desesperación clavó una
dentellada en su ventrículo derecho. Podía notar la sangrante herida. Aquel
dolor lacerante y profundo de la derrota sin resistirse a la pérdida. No
hablaba. Solo intentaba tragarse el cianuro de sus lágrimas.
Él la quería, a su modo, pero la quería. Ella
lamentaba no saber a dónde les hubiera conducido aquel sentimiento mutuo, de
haberlo dejado a su libre albedrío."
Extracto del Relato "Ante el Mar",
contenido en el Primer Libro "Retablos Cortos"
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