lunes, 8 de enero de 2018

Abrazando el sol


Era una de las decisiones más importantes y díficiles que había tomado nunca. Por eso, requirió ponerlo absolutamente todo en la balanza de una justicia sin vendas en los ojos. Iba añadiendo retazos, historias, momentos, trocitos de corazón, recuerdos, esencias, contratiempos, lágrimas, carcajadas, dolores de alma, caricias a flor de piel... Media vida. Y siempre le arrojaba el mismo resultado. Añadiese lo que añadiese, la Justicia sin Vendas, no variaba su designio. Que estuviese o no preparada no era importante, cuando lo necesario prima sobre las expectativas, y la realidad abofetea a varios deseos al tiempo.

Estaba en el borde del borde de aquel precipicio sin final que se vislumbrase. Más conocía los horrores que habitaban en las negruras de su fondo.

Saltó. Saltó tan fuerte como pudo. Y voló (porque su decisión nada tenía que ver con el descenso, sino con virar el rumbo de sus alas).

Una corriente de viento a favor la elevó al sol. Sus alas no se derritieron como las de Ícaro, sino que se contagiaron de la luz del astro rey. Entonces lo supo: No se había equivocado.

Había valles con rosas enredaderas con espinas, en dónde solo hubo áridos desiertos que mataban de hambre a la sed. Las flores lucían con elegancia sus corolas y la saludaban al verla pasar, regalando aromas de vida a sus setidos ávidos de sensaciones nuevas. 

Los ríos volvían a parar al mar. Ya no había aguas estancadas de podredumbre, sino cristalinos riachualos que tocaban música para bailar. Y, ella, bailó por las aceras en su loco y desenfrenado vuelo. Bajaba y subía, abrazando al sol, sobrevolando el suelo. Dibujando piruetas de estelas de purpurina en la noche, sobre la vía láctea.

Se encontró con más portadores de alas que la acompañaron. Se alejaban y se acercaban, jugando y cubriendo de risas un cielo cómplice. Llenando de pasión cada resquicio de aire.

Volvió a disfrutar de las cosas sencillas. A veces, sentía la tentación de mirar atrás. Pero no lo hizo.

Era su decisión. Otro tiempo, otro capítulo, una nueva etapa. Un comienzo y todo un camino de aventuras por vivir.

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